Hace unos meses realicé un post en Instagram, en el que contaba un poco acerca de mi historia de servicio.
Y lo hice, en parte, porque hasta ese momento me costaba reconocer lo que había realizado y logrado en esa faceta de mi vida.
Incluso, cuando publiqué eso, mencioné que no lo hacía por impresionar, sino, ante todo, para resaltar a quienes siguen esta ruta y ojalá, para inspirar a otros a que igualmente lo hagan.
Este post tuvo sus orígenes unas semanas antes, cuando fui cuestionado acerca de mi servicio, en mi vida y con mi familia.
Frente a dicho cuestionamiento, la verdad es que quedé frío y callado.
Es decir, quien me cuestionó, realmente no me conocía, pero lo peor, fue que me quedé prácticamente mudo 🤐.
Unos días después reflexioné, y me di cuenta de que yo tampoco me conocía y que mucho menos, me re-conocía (y pongo a propósito el guión).
Esto, a pesar de que varias personas cercanas, que realmente si me conocen, me lo habían dicho y reconocido, una y otra vez.
Analizando un poco más esta situación, que es algo que me ha pasado en más de una oportunidad, no valoro lo que soy y quien soy, y acabo demeritando mis logros.
¿Te ha pasado algo así alguna vez?
¿No reconoces tus logros y, por el contrario, te fijas y resaltas “lo negativo”?
Esta actitud es muy humana, pero no significa que tenga que ser así.
¡Reconocerte y reconocer a quienes están a tu alrededor, es igualmente muy humano!
Así que mi llamado a la acción hoy es Re-conocer eso donde quizás estás siendo injusto contigo y con otras personas.
Y, recordando, que eres una persona ilimitada (los límites son principalmente mentales), y que así lo decides, ¡imparable!