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Una de las peores cosas que le puede suceder a una persona, es que sus sueños no se cumplan. O incluso, que una persona postergue sus sueños, por ejemplo, por dedicar buena parte de su vida a trabajar en una empresa en la que no debería estar, pues no la apoya en estos. Este es el tema de hoy, #JuevesDeTonteríasEmpresariales.
En las empresas, sus creadores y directivos, tenemos una gran responsabilidad con empleados, accionistas y la sociedad en general. Este es un tema largo y complejo, y no necesariamente fácil de cumplir.
Quienes tenemos responsabilidades directivas, deberíamos crear políticas y condiciones para ayudar a la gente a lograr esas metas, específicamente a nuestros empleados. Insisto que esto no es fácil, pues nunca será posible complacer a todo el mundo.
Video #JuevesDeTonteríasEmpresariales – Empresas Enemigas de los Sueños
Algo sencillo que podemos hacer los directivos de las empresas, es ser flexibles con los colaboradores para darles espacio para su crecimiento y desarrollo personal. Además, tiempo para que lo pasen en familia y hagan actividades fuera de sus jornadas de trabajo.
Hace unos años conocí una empresa que en sus oficinas principales tenían una interesante política, y que se a las 5:00 pm la empresa cerraba, se apagaban las luces y todos los empleados estaban obligados a salir del edificio. En esta empresa no existía ningún tema tan urgente como para que un empleado dedicara más tiempo del que debía. Creo que muchas empresas debemos aprender esto.
Personas que Ayudamos a que Las Empresas Saboteen Nuestros Sueños
Por otro lado, las personas también somos responsables de perseguir nuestros sueños, y cuando una empresa es enemiga de esto, debemos dar un paso al costado. Entiendo que para muchos esto no será fácil, y situaciones como dinero para subsistir te pueden llevar a ignorar esto. Pero al final, la vida te “pasará factura” y te dirá que pudieron más tus miedos y excusas, que tus sueños.
Aquí también insisto que es muy fácil decir esto y que otra cosa es vivir la vida, pero la reflexión sigue siendo válida. En uno de los cortos pasajes que tuve como empleado y no como emprendedor, una compañera se disgustó conmigo, pues le dije que para esa empresa nosotros éramos un recurso temporal y reemplazable, similar a un computador. En ese momento entendí su disgusto, pero le dije que así pensaba y que la vida me había demostrado eso: en el fondo, las empresas no tienen corazón.
Poco tiempo después renuncié a esa empresa y retomé mi sueño emprendedor. Y unos años más tarde supe que ella, que estaba en una zona cómoda, pero de poco crecimiento, hizo lo mismo. No sé si mis palabras le quedaron sonando o no, pero me alegré mucho cuando supe esta noticia.
Y es que, para bien o para mal, las personas somos remplazables para las organizaciones. Así que te invito a pensar esto y mira si esto es un #JuevesDeTonteríasEmpresariales que tú, desde tu labor, estás apoyando, así sea de forma inconsciente.