Hace más de 15 años, recién iniciando mi vida profesional y de emprendedor, hablé con un gerente, de una importante y grande empresa en Colombia.
Él fue uno de mis primeros mentores, y en una reunión, me preguntó lo siguiente:
“Andrés, ¿a qué se dedica la empresa que yo dirijo?”
Con mi juventud, rápidamente le respondí que tenía que ver con su negocio, con lo que vendían, con su “objeto social“.
Frente a mi respuesta, él replicó con un tajante “¡No!”.
Me explicó, que desde su visión y la del grupo empresarial al que pertenecía dicha empresa, ellos se dedicaban a una sola cosa: “a hacer dinero“.
Esta lección me siguió por años, y la acepté como una verdad absoluta.
Con el paso del tiempo, tras muchos errores y fracasos, y también éxitos, y cuando empecé mi ruta del crecimiento personal, la abundancia y la libertad financiera, entendí algo…
Aunque agradezco la guía que me dio en su momento este mentor, y con la convicción de que cada persona está en la libertad de definir los elementos de su vida, y negocios, ya no coincidía con esta visión.
Para mí, la “misión real” de las empresas, es vital y cada día toma más relevancia.
Y si, el tema económico es clave para ofrecer el mejor servicio y poder impactar a la mayor cantidad de personas.
Pero cambié la idea de que el dinero fuera el objetivo del negocio, y lo reduje unas cuantas posiciones.
Entendí que el dinero es la recompensa por hacer las cosas bien.
Igual el tema financiero lo controlo, lo analizo y lo proyecto.
Es decir, el dinero no lo dejo a la deriva, pero no es mi obsesión: ¡me dedico es a lo que amo!
Te comparto esta reflexión, para ver dónde se encuentra la misión de tu empresa.
¿Es real la misión?
¿Quiénes trabajan en tu empresa la conocen?
¿Cómo logras el equilibrio entre la misión y los ingresos?
Además, frente a la presencia en Internet de tu empresa, ¿cómo se plasma la misión?
Te invito a compartir lo que estás haciendo y cómo la misión te impulsa en los negocios.